Reproduzo este artigo que lin de casualidade no Correo, e que me pareceu interesante:
El Parlament catalán va a prohibir los toros en su tierra. A ojos de muchos diputados, el bicho tiene un aire facha que no merece un solo pase. Y tal y como se estila en muchas comisiones, las posturas ideológicas se barnizan de legitimidad con el apoyo de testimonios más académicos. Por eso han pasado por el Parlament toreros, apoderados, veterinarios, escritores o filósofos. Aunque no soy aficionado a ese festejo, he seguido con atención las intervenciones y he encontrado ideas sugestivas en muchos abolicionistas.
Pablo Lora, profesor universitario, cree que prohibir el ultraje a los toros es “una interferencia legítima del poder público. Su pervivencia muestra la esquizofrenia moral que padecemos”, y se pregunta, “¿qué dirán de nosotros dentro de unos años?” El filósofo Norbert Bilbeny apuntó que “la libertad no excusa la tortura. Ya hay demasiado mal en el mundo, no añadamos más”. Para el veterinario Enrique Zaldívar “prohibir los toros hará una sociedad mejor”. Otra defensora de los animales, Carmen Méndez, enfocó el debate, “que no es político, sino moral y ético”.
La escritora Espido Freire no admite justificación para “el sufrimiento y muerte reales. Me niego a que determinados valores se perpetúen”. Vicente Moreno, militante contra el maltrato a los toros, pidió a los políticos a que “peguen un salto y pongan fin a esta crueldad”.
Ahora le propongo un sencillo ejercicio: vuelva a leer este artículo y sustituya la palabra toro por feto. Si no le chirrían unas cuantas cosas, sinceramente, hágaselo mirar.
Eu co tema touros son un tanto indiferente. Evidentemente non o sou con respecto do outro asunto tratado no artigo…